Fecha: 6 de marzo de 2.010
Itinerario: Pte. Vidosa – Senda del Cartero – Biamón – Camín de la Tobera – Collada Nochendi – Cueva del Toyu – Paso de la Gorgoleta – Collado de la Boya de Campiella – Peña Salón – Collado Baxeñu – Viboli – Sedo Vibolines – Majada de Tuba – Casielles – La Caviella – Camín de la Verganza – N-625 – Pte. Vidosa.
Distancia: 14,5 km.
Tiempo empleado (incluidas las paradas): 8 horas y 12 minutos
Desnivel: maxímo de subida, aprox. 951 metros.
Mapa general del recorrido de la ruta:
1.- Iniciamos la ruta en Puente Vidosa, que atraviesa el cauce del río Sella, en la carretera N-625 (Cangas de Onís-Puerto Pontón), en pleno desfiladero de Los Beyos, y donde está ubicado un moderno complejo hostelero. Este paradisiaco lugar se encuentra enmarcado por la impresionante cascada que origina las aguas del río Aguasalio en su precipitada caída. Otro día que con más tiempo nos dejemos caer por aquí habrá que arrimarse a subir por el sendero y la escalinata que se mete hacia la misma cola y caída de la cascada.
2.- Puente Vidosa. Cascada de agua del río Aguasalio.
3.- Puente Vidosa. Cascada de agua del río Aguasalio.
Desde el mismo puente y hacia el otro lado podemos contemplar las casas del pueblo de San Ignacio, encaramadas a modo de nido de águilas de forma inverosímil, en una de las laderas del desfiladero.
El nombre del desfiladero de los Beyos, en realidad es en sí mismo una redundancia, pues los “bejos” o “beyos” (variante asturiana) son sinónimas de angostura, hoces, ….
Nada más comenzar a caminar dejamos a la derecha la carretera que lleva a Viego y a San Juan de Beleño a través de la collada Llomena, que aún continúa cerrada por obras.
2.- El tramo inicial lo hacemos por la misma carretera N-625, que corre paralela al río Sella, cuyo encajonado cauce discurre unas decenas de metros más abajo por el lado izquierdo. Durante algo menos de un kilómetro vamos contemplando las verticales e imponentes paredones de piedra que encajonan este desfiladero.
3.- El inicio de la mal denominada Senda del Cartero (en realidad sería más correcto llamarlo Camino Degüera), la tomamos en la margen derecha de la carretera, aproximadamente a la altura del p.k. 133,8, al abrigo de un enorme peñasco, sobre el que está escrito en letras rojas el nombre de la misma. Aquí arranca un claro y visible sendero que en sus metros iniciales parece desviarse ligeramente a la izquierda, para tomar inmediatamente la estrecha canal de vegetación y piedra de Degüera, de la que posiblemente reciba el nombre originario este ancestral camino.
El arranque del camino tiene una dura y vertiginosa ascensión, sin prácticamente tregua ni tiempo para calentar los músculos y tomar aliento, discurriendo el sendero en un continuo zig-zag, que nos lleva al poco del inicio a pasar por entre dos grandes peñascos. A la derecha vamos flanqueados en todo momento por la vertical pared que forma la canal.
6.- Panorámica de la carretera N-625 (desfiladero de Los Beyos), lugar desde
donde arranca la Senda del Cartero (foto de archivo).
8.- Subiendo las primeras rampas de la Senda del Cartero.
4.- Luego el sendero, que está bien marcado sobre el terreno, se abre para salir a un enorme pedrero que desciende desde lo más alto de la canal. En este punto puede surgir cierta duda o confusión, puesto que el trazado hasta ahora muy marcado parece difuminarse y parece que prosigue pedrero arriba, pudiendo tener el impulso de continuar por ahí.
Sin embargo debemos desechar esa opción (aunque también sería factible proseguir pedrero arriba a salir a la crestería de la Sierra de Calmayor, por donde posteriormente se podría alcanzar la collada Nochendi), y tras atravesar el pedrero en diagonal de derecha a izquierda salimos a una zona de vegetación por donde, si nos fijamos, veremos que prosiguen las marcas senderistas (ya algo borrosas) y otro visible sendero.
5.- La estrecha senda, sin ya posibilidad de pérdida ni confusión, se encamina hacia la zona arbolada de la Mata Degüera, metiéndose el trazado hacia un estrecho y un poco aéreo “paso armado” que discurre contra la peña de unos escarpados rocosos.
14.- Atravesando uno de los “pasos armados” en la Senda del Cartero.
6.- Tras este paso el sendero se abre a una amplia y empinada ladera, con fuerte desnivel y suelo mixto de piedras, tierra y vegetación baja con arbolado disperso, que vamos atravesando en continua subida con trayectoria en diagonal de derecha a izquierda.
Atravesamos a continuación otro pequeño pedrero y la senda prosigue su constante ascenso, describiendo una amplia diagonal que se dirige hacia una especie de pequeño collado, mostrándonos una espectacular y aérea panorámica sobre uno de los tramos más cerrados de la garganta del Sella y el desfiladero de Los Beyos.
16.- Subiendo por la Senda del Cartero.
7.- Luego el sendero va realizando continuos zig-zags y se va aproximando a la profunda foz de Biamón, atravesada por una riega cubierta de frondosa vegetación y arbolado.
El camino asciende rápidamente y nos sitúa sobre un reborde rocoso y despejado, es lo que se conoce como el balcón de La Posá, siendo éste un lugar ideal para detenerse un rato a reponerse del esfuerzo de la subida, y poder contemplar una bravía impronta del desfiladero de Los Beyos, la peña el Frailón, y una sucesión de afilados picachos.
8.- Situados en el borde mismo de la Foz de Biamón, el sendero efectúa un giro hacia la derecha, y de forma sinuosa y mantenida asciende unos 200 metros más. Estamos ya a punto de llegar al pueblo, cuyos tejados comienzan progresivamente a aparecer frente a nuestros ojos, tras llegar al extremo de la ladera y justo al borde la foz.
25.- Tras un recodo del sendero comenzamos a avistar Biamón.
9.- Luego, La Cuenya, un corto pasillo labrado en la roca, nos permite pasar el crestón rocoso que desciende desde lo alto de la Sierra, volviendo a contemplar el pueblo, y saliendo a lo que eran las terrazas de cultivo, hoy en día totalmente abandonadas por los antiguos vecinos; aquellas pequeñas huertas que permitían arrancar a la tierra los tres o cuatro productos básicos de una economía de subsistencia.
28.- Cruzando el último paso armado que da entrada a Biamón
29.- Jonatan atravesando por el último paso armado que da entrada a Biamón.
10.- Así, alcanzamos Biamón, una pequeña aldea en la actualidad prácticamente abandonada. Las aproximadamente docena de casas que la componían están casi todas, en mayor o menor grado, en ruinas. Únicamente todavía se encuentra en bastante buen estado, la casa del que fue su último vecino permanente hasta aproximadamente el invierno de 2.001, “Lolo el de Biamón” (cuñado del cartero por el que lleva el nombre la senda), que parece ser está la familia (concretamente su hijo) reparando poco a poco.
Biamón, es un pueblo perteneciente a la parroquia de Casielles, asentado en un conjunto de pradería escalonada con forma de embudo, y que está rodeado de paredes rocosas por el Norte; hacia el Este el embudo se cierra bajo el pueblo, en un pequeño infierno en forma de garganta desplomada, la foz de Biamón, a través de la cual las aguas caen en torrentera hacia el Sella; mientras que por el Oeste, hacia arriba, culmina en la collada Nochendi, por la que se abre al cielo; y hacia el Sur se sale hacia La Caviella y Casielles, por una cómoda pista, recientemente hormigonada.
En otra de las ocasiones que estuve por estos parajes, allá por noviembre de 2.006, tuve la ocasión y oportunidad de conocer a “Lolo el de Biamón” que, “fesoria” en mano, estaba arreglando una de las curvas del maltrecho camino que conduce al pueblo (antes de que lo hormigonaran). Persona cordial, afable y habladora, que a sus ochenta y muchos años aún mantenía una inmejorable presencia física y mental, con el que mantuve una animada y enriquecedora conversación durante un buen rato, charlando de múltiples cosas. Le pregunté acerca del por qué del nombre de la senda: “Senda del Cartero”, y si éste era el antiguo camino de acceso al pueblo, según se cuenta en algún que otro libro. Y me estuvo contando que antes de que hicieran la pista-carretera que actualmente da acceso a Casielles, La Caviella y Biamón, el camino tradicional a todos estos pueblos era el llamado de La Verganza, que tiene su inicio en la misma N-625, poco antes del puente del mismo nombre y que salía a la aldea de La Caviella; que era un camino ancho por el que subían y bajaban en caballerías los habitantes de estos pueblos. Y que ese otro camino, el de Degüera, se le denominó “Senda del Cartero”, porque su cuñado, que fue durante muchos años el cartero de la zona, era el que utilizaba frecuentemente ese sendero para subir hasta su casa en Biamón, después de efectuar el reparto, atajando de esa manera con respecto al camino tradicional de La Verganza.
En la primavera del año pasado (2.009), pasando otra vez por Biamón, tuvimos la oportunidad nuevamente de encontrarnos con Lolo, con el que departimos unos minutos de agradable charla, y nos amenizó con algún que otro chiste y adivinanza.
Entre las ruinosas casas del pueblo, que empiezan a cubrirse de maleza y vegetación, y de las que aún se puede adivinar, más que contemplar, el porte y la solidez de la arquitectura rural tradicional, aún se mantiene en pie un singular ejemplo de esa arquitectura autóctona de esta zona, el “horreo beyusco”, con tejado exclusivamente a dos aguas, frente a la cubierta a cuatro aguas del tradicional hórreo asturiano.
Causa una profunda pena contemplar todas muestras de lo que fue el exponente de una peculiar forma de vida, que constituye el legado de un pasado reciente, y pensar que en la próxima ocasión que volvamos a pasar por aquí dentro de varios años, quizás ya no encontremos nada en pie, si acaso las ruinas de los muros de piedra de las casas, y los “pegoyos” del hórreo semienterrados entre sus restos.
32.- Omar llegando a Biamón.
35.- Atravesando Biamón.
37.- Panorámica del pueblo de Biamón, tomada subiendo por la pista que conduce
hasta el collado de la iglesia de Casielles (foto de archivo).
11.- Atravesamos por entre las casas del pueblo para salir a la parte alta del mismo, donde cogemos del denominado Camín de La Tobera, que discurre en continua ascenso por entre praderías cercadas con murias de piedra en estado ruinoso.
Aún se puede observar en algunos tramos del camino, el empedrado que facilitaba el tránsito por el mismo. En su parte final los restos de algún que otro árbol caído cortan el paso, teniendo que salirnos al prado colindante para continuar más fácilmente la marcha.
39.- Subiendo por el Camín de La Tobera hacia la collada Nochendi.
12.- El camino nos lleva directamente a alcanzar la despejada campera de la collada Nochendi, donde aún se mantienen en pie parte de la estructura de dos cabañas de piedra, situadas a nuestra derecha según llegamos, y tras la que podemos contemplar la agreste crestería de la Sierra de Calmayor.
Ante nosotros se abre el impresionante e inclinado valle de Casalleyes, en el fondo del cual contemplamos la aldea de Vallesotu, al pie del picu Carriá que se yergue majestuoso.
40.- Cabañas en la collada Nochendi. Por detrás la Sierra de Calmayor.
41.- Desde la collada Nochendi: la aldea de Vallesotu, al pie del Carriá y la Silla de Cabestredo.
Tramo II: Del Collado Nochendi a Peña Salón.
13.- Desde la collada tomamos un sendero que parte hacia la izquierda, bien marcado y visible en el terreno, con claro trazo de huella de paso que, sin prácticamente perder altura, va faldeando la ladera del Monte Solpicu hasta alcanzar una revuelta del camino, donde pasamos por debajo de una puntiaguda roca a modo de espolón, que nos sirve de referencia para confirmar la dirección correcta a seguir.
43.- Atravesando bajo un peñasco en la ladera del monte Solpicu.
14.- Tras rebasar ese punto ya podemos ver enfrente la Sierra del Toyu, continuando la marcha inicialmente sin apenas ganar o perder altitud, adentrándonos en el Monte Condares y atravesando el hayedo que se asienta en sus laderas.
El sendero va discurriendo por entre los fabulosos ejemplares de hayas que, en esta época invernal nos muestran la desnudez de sus ramas, y cuyos troncos, algunos ya abatidos y caídos al suelo, lucen una suave y aterciopelada capa de musgo de un intenso color verdoso que los hacen más llamativos y vistosos.
Luego, el sendero va saliendo del bosque para afrontar por una herbosas ladera una corta subida en diagonal hacia la longitudinal crestería de la Sierra del Toyu.
45.- Por la ladera del monte Condares: panorámica del Tiatordos, Campigüeños,
Llambría, Los Tornos y el pueblo de Viego.
47.- Atravesando por el Monte Condares.
49.- Bosque de hayas del Monte Condares.
15.- Alcanzando la crestería, y cuando comenzamos a dar vista hacia el pueblo de Viego, localizamos a escasos metros bajo nosotros una especie de abertura en la roca, a modo de ojal, al que nos debemos acercar y junto al que tenemos que pasar. El mismo nos sirve como referencia para adentrarnos en la cueva del Toyu, de aproximadamente 10 m. de largo, y que en bajada atraviesa la pared rocosa, saliendo a un vertical paredón por el que descendemos a través de un pequeño sedo, en mitad del cual hay una artesanal portilla de palos y cuerdas para evitar el paso del ganado.
52.- En la Sierra del Toyu. Lugar de acceso a la cueva.
54.- Marcelo entrando hacia la cueva del Toyu.
55.- Marcelo entrando hacia la cueva del Toyu.
57.- Javi, Omar y Carlos saliendo de la cueva del Toyu.
60.- Comenzando a bajar por el sedo existente a la salida de la cueva del Toyu.
61.- Bajando por el sedo de la Sierra del Toyu.
16.- Este sedo nos deja en la pradería de la zona alta de la Canal de Tuba, que atravesamos en diagonal por un sendero que discurre bajo un imponente murallón de la propia Sierra del Toyu. Mientras vamos caminando podemos contemplar frente a nosotros y en la lejanía las conocidas siluetas nevadas del Tiatordos, el Campigüeños, la Llambría, Los Tornos, el Maoño, y a nuestros pies, casi en el fondo del valle, el pueblo de Viego. Si echamos la vista atrás, veremos el escarpado tramo de sierra por donde hemos pasado a través de la cueva del Toyu.
68.- Atravesando la zona alta de la Canal de Tuba, y bajo las estribaciones de Peña Salón.
70.- Panorámica de la cueva y sedo del Toyu.
72.- Atravesando la parte alta de la Canal de Tuba. Enfrente la Sierra del Toyu.
17.- Nos encaminamos hacia una especie de pequeño collado coronado por un peñón en forma de jiba de camello, por el que salimos de la Canal de Tuba hacia la ladera occidental de peña Salón, y que tras doblarlo ya podemos ver a la izquierda la despejada campera de la Collada Baxeñu.
18.- Dirigiéndonos inicialmente hacia la misma, agarramos un sendero ganadero que progresivamente nos va elevando poco a poco por la ladera. Vamos ganando altura al tiempo que bordeamos un cotoyal, dejando abajo a nuestra derecha la collada, y nos arrimamos al vertical paredón rocoso de Peña Salón, que por este lado nos muestra su cara más agreste y espectacular.
77.- Por la ladera occidental de Peña Salón, pasando bajo su murallón rocoso.
19.- De esta manera enlazamos con el denominado paso de La Gorgoleta, por el que se sale al collado de La Boya de Campiella. Es este paso un camino artesanal empedrado, en algunos tramos con armaduras de piedras a modo de muros de contención y sujeción del propio camino, que aboca a un estrecho canalizo entre dos grandes peñascales, que desde la lejanía ofrece una aspecto casi impracticable, pero que sin embargo es cómodo y fácil de caminar. En la zona más angosta hace años había una portilla de cierre, hecha con palos de madera y alambre de espino, de la que apenas queda un poste situado transversalmente y algún que otro resto más, con la función de evitar el tránsito del ganado de una vertiente a otra.
81.- Subiendo por un camino “armado” hacia el collado de La Boya de Campiella.
83.- Atravesando el camino excavado entre peñascales, que conduce al collado de La Boya de Campiella.
20.- Por este paso salimos al collado de La Boya de Campiella, atravesado por una línea de tendido eléctrico, y por donde damos cara al valle del Llaciu, a través del cual discurre el camino que sube desde Casielles.
21.- Para subir a Peña Salón desde el collado, solamente hay que girar la marcha hacia la izquierda, arremetiendo por una herbosa y mullida ladera, alcanzando la cima en escasamente diez minutos.
87.- Llegando a la cumbre de Peña Salón. Al fondo el picu Pierzu.
22.- La cima de Peña Salón, con una modesta altitud de 1.245 metros, no anticipa una cumbre memorable o espectacular, alargándose posteriormente hacia el Oeste y finalizando por ese lado en un cortado de los de “a pico”. Hacia la vertiente orientada al Este, queda una larga ladera tapizada de pradería y salpicada de arbolado y bosque bajo. En el mismo borde de ese precipicio está situada la cruz de hierro que alberga el buzón de cumbres.
Desde la cima se puede divisar hacia el Oeste, y por completo, todo el Cordal de Ponga, desde Ten y Pileñes al Colláu Zorru y el Rasu; al Este el Frailón, Canillín y Valdepino; detrás, al Sureste, los Picos de Europa, con la Peña Beza y el Cantu Cabronero de contrafuertes, así como Ordiales, el Cotalva y todo el macizo del Cornión, con Peña Santa y La Torrezuela; justo debajo nuestro contemplamos Les Bedules y todo el bosque de la cabecera del valle de Viboli que sube hacia Granceno, tras el que se puede divisar la parte alta del bosque de Peloño; al Noroeste, el picu Pierzu y la Sierra de Aranga; y hacia el Norte, la cercana Peña de Calmayor.
Puesto que no hacía casi frío ni viento, y aquí en lo alto se estaba bastante agradablemente, aprovechamos para comer el bocadillo, mientras contemplábamos y disfrutábamos de todas esas majestuosas vistas panorámicas.
90.- En la cumbre de Peña Salón: Sen de los Mulos, Peña Subes, Pozalón, Niajo, …
92.- En la cumbre de Peña Salón: Tiatordos, Campigüeños, Llambría, Los Tornos, …
93.- Foto de grupo en la cumbre de Peña Salón. Al fondo el Tiatordos.
Tramo III: De Peña Salón al Colláu la iglesia de Casielles.
23.- Tras lo cual reemprendemos nuevamente la marcha, y por el mismo itinerario de subida a través del collado de La Boya de Campiella y el paso de la Gorgoleta, nos acercamos hasta el Collado Baxeñu, lugar habitualmente frecuentado por la abundante cañaba de ganado vacuno y caballar que pastan en su abierta y despejada campera, en uno de cuyos laterales hay una fuente con abrevadero.
96.- Llegando a la collada Baxeñu. Al fondo el collado de La Boya de Campiella.
24.- Desde el collado tomamos un sendero con trazo bastante claro y marcado sobre la pradería, que inicialmente parece querer desviarse hacia la margen izquierda del valle, pero que de manera inmediata gira la marcha hacia la ladera opuesta por la margen derecha.
Desde este tramo observamos un ventanón natural en la Peña Vibolines, al que se le denomina por lo visto el “Ojo del Furacáu”, y que parece ser tiene una interesante leyenda, según la cual la junta de vecinos de Casielles contrató a un cantero gallego para hacer la obra del paso La Gorgoleta, y una vez terminada la obra, el cantero desapareció sin haber cobrado lo pactado. Se cuenta que el extraño comportamiento del cantero fue debido a que durante su estancia en el pueblo, habría encontrado escondidos unos antiguos libros, en los que se señalaba que en un determinado día del mes de julio y a una hora exacta, los rayos del sol que atravesaban el Ojo del Furacáu se proyectaban sobre el collado Baxeñu señalando el lugar donde estaba enterrado un gran tesoro, haciéndose de esta forma rico.
97.- El Ojo del Furacáu, bajando hacia Viboli.
25.- El sendero progresivamente se va metiendo hacia zonas de arbustos y monte bajo, atravesando un magnífico bosque mixto; aunque no tiene pérdida, a veces parece querer perderse serpenteando entre los árboles y la densa vegetación, con tramos bastante embarrados.
99.- Bajando hacia el pueblo de Viboli, que vemos en el fondo del valle.
100.- Por el antiguo camino que baja desde la collada Baxeñu hacia el pueblo de Viboli.
26.- El camino más ancho y más visible nos saca a la parte trasera del cementerio (aunque se puede tomar algún que otro sendero que nos baja más directos hacia el pueblo), donde tomamos una hormigonada pista que afronta un pronunciado descenso, y que pasando por delante de un impresionante ejemplar de castaño, nos lleva directamente a Viboli de Arriba.
Viboli tiene dos barrios: Viboli de Arriba, estructurado alrededor de una pequeña plaza formada por casas y cuadras de piedra, algún que otro hórreo, y la pequeña ermita formando parte del conjunto; mientras que Viboli de Abajo es alargado, con sus casas a los lados de una estrecha callejuela que enlaza con la carretera.
Parece un pueblo fantasma, abandonado, sin signo alguno de vida, aunque parece ser aún quedan viviendo una o dos familias.
Junto a la plazoleta de la iglesia, aún podemos contemplar en pie dos ejemplares de los hórreos con cubierta a dos aguas, tan típicos de esta zona de Los Beyos.
Viboli se comunica con el mundo exterior a través de una estrecha e inclinada “carreterina” construida en la década de los años sesenta. Hasta entonces la salida normal era hacia Viego, a través del collado Baxeñu, y para librarse de tal aislamiento fue por lo que los habitantes de Viboli pagaron con sus bienes la apertura de la entonces pista a través de la Foz de Los Andamios y la Foz de Cándano, siendo el precio pagado por tal obra “toda la madera de las propiedades privadas y ¡más de seis mil metros cúbicos! de madera del común entre haya y roble”.
103.- El pueblo de Viboli (foto de archivo).
105.- Viboli (foto de archivo).
27.- Desde la misma plazuela de Viboli de Arriba, tomamos una caleya que, entre las casas, parte hacia la izquierda con dirección a atravesar inicialmente a los pocos metros, una portilla que nos introduce hacia los prados de La Pumarina, donde tomamos un claro sendero que da la impresión de estar muy transitado por el ganado.
28.- Progresivamente hay que ir ganando altura, y llegamos a un punto donde el sendero parece perderse y confundirse entre otros caminos hechos por el continuo ir y venir del ganado vacuno, en una zona de maleza y arbolado. Es entonces cuando tenemos que tirar verticalmente hacia arriba, para salir a una zona más despejada y por donde tomamos el ya muy visible sendero del Sedo Vibolines, denominado por los lugareños el “Camín de la Peña”, que constituyó en la antigüedad una vía de comunicación rápida entre los pueblos de Viboli y Casielles, aunque no exento de riesgos y peligros, pues se sabe al menos de dos personas que se despeñaron y murieron en el mismo. Prueba de ello da fe la placa-lápida ubicada al inicio de la senda en memoria de Luis Ribero Ribero, hermano del cartero de Biamón, que se despeñó en este lugar el 3 de agosto de 1.965, con 46 años de edad.
108.- Comenzando a entrar al Sedo Vibolines.
29.- Esta estrecha y aérea senda, que contornea la peña Vibolines por su costado oriental, va salvando de manera increíble los verticales paredones de la montaña, ganando altura de manera progresiva por un diminuto e inverosímil sedo casi tallado en la roca, cuyo trazado queda disimulado por la rugosidad de la piedra pareciendo perderse. Una corta trepada nos sitúa en una especie de pequeño collado a modo de balcón, por donde traspasamos una vetusta y desvencijada portilla de madera, cuya finalidad es evitar el paso del ganado que pudiera aventurarse a llegar hasta aquí.
110.- Atravesando el Sedo Vibolines. Llegando a la portilla.
111.- Atravesando el Sedo Vibolines.
115.- Atravesando el Sedo Vibolines.
30.- Doblamos una especie de espolón rocoso que nos abre paso hacia un pasillo herboso, más ancho y cómodo de caminar, que parece darnos un pequeño respiro, y que nos sitúa acto seguido en la Colladina del Forcáu; pero es solamente una vana ilusión. Casi de repente, aparece ante nuestros ojos una pared que a primera vista nos da la impresión que es imposible de superar. Sin embargo, y según nos vamos acercando a ella, vamos atisbando la traza de un sedo que de manera inverosímil se va abriendo camino por ella, y por el que vamos casi trepando durante un corto trecho ayudándonos con las manos.
118.- Carlos atravesando el Sedo Vibolines.
122.- Atravesando el Sedo Vibolines.
31.- Tras superar este escabroso paso, parece que el sendero mejora ligeramente, y tras realizar varias empinadas vueltas, nos arrima contra un vertical paredón que nos “aboca” directamente a la entrada de una cueva, a la que accedemos traspasando un entramado de palos y cuerdas que hace las funciones de portilla. Deducimos que este lugar suele ser refugio habitual de las cabras, pues el suelo acumula una capa bastante considerable de deposiciones de este animal, perfectamente descompuestas y compactadas.
127.- Llegando a la cueva del Sedo Vibolines.
128.- Entrando a la cueva del Sedo Vibolines.
132.- Dentro de la cueva del Sedo Vibolines.
En una de las paredes más lisas podemos observar grabadas una serie de palabras y frases, de las que a duras penas podemos descifrar su contenido, adivinando más que leyendo lo siguiente: “Siendo alcalde (….) en el año 1.896 se construyó esta obra”, luego las iniciales “JMFCO”, y después “José María”, refiriéndose posiblemente a la construcción de este ancestral “camino”.
Aparentemente parece que hubiéramos llegado a un fondo de saco, pues a primera vista da la impresión de que la cueva no tiene salida. Pero podemos comprobar como hacia la derecha se eleva un fino paso horizontal que sale de forma muy volada hacia el exterior, y que tras un corto recorrido nos sitúa en el tramo final del sedo, alcanzando una especie de crestón o promontorio rocoso que se convierte en un excepcional mirador, siendo imposible no detenerse unos minutos a contemplar la belleza del paisaje que este lugar nos ofrece.
135.- Saliendo de la cueva del Sedo Vibolines.
Todo el recorrido que supone atravesar este sedo nos va ofreciendo unas vistas panorámicas, y generando en nuestro interior unas sensaciones indescriptibles y únicas.
32.- El camino, en comparación con lo ya superado, se torna dócil y fácil, transcurriendo por las verdes praderías de las alturas de este valle que nos conduce a la majada de Tuba, donde encontramos robustas cuadras de piedra rodeadas de fresnos, y alguna atechada con enormes lajas o “llávanes” de piedra, que le confiere un aspecto más singular.
140.- De camino hacia la majada de Tuba.
142.- Atravesando por entre las cabañas de la majada de Tuba.
33.- Casi por terreno llano vamos inicialmente atravesando esta zona hasta dar con un muro de cierre de fincas, donde parece perderse el camino, el cual recuperamos descendiendo por una zona arbolada de robles.
Por el marcado y bien visible sendero, vamos bordeando el valle, perdiendo progresivamente algo de altura, al tiempo que atravesamos alguna que otra zona de arbolado.
145.- Por el camino hacia Casielles.
34.- Por ahí nos presentamos en una especie de brecha o paso que se abre en la roca, a través del cual el camino prosigue empedrado en dirección a Casielles.
35.- Por entre las estrechas caleyas y las casi abandonadas casas, atravesamos el pueblo de Casielles, situado sobre la ladera superior de un promontorio que le hace gozar de unas excepcionales vista hacia el valle del Sella y todos sus cordales montañosos.
A día de hoy, apenas un par de personas habitan de forma permanente este ya casi abandonado y fantasma pueblo, aunque afortunadamente los fines de semana se ve alegrado por la presencia ocasional de antiguos vecinos, con los que departimos unos minutos de entretenida y amena charla.
147.- Llegando al pueblo de Casielles.
Enfilamos hacia la zona alta del pueblo, saliendo al collado donde está situada su bonita iglesia parroquial de San Juan, cuyo pórtico se orienta al mediodía, y que está coronada por una espadaña con dos campanas.
Tramo IV: Del Colláu la iglesia de Casielles a Puente Vidosa.
36.- Desde la iglesia tomamos nuevamente la pista que se dirige hacia Biamón, que pronto abandonamos para tomar un camino que sale hacia la derecha y que nos lleva hasta el pueblo de La Caviella.
37.- El camino va empedrado hasta llegar al barrio superior de El Caniellu (las primeras casas del pueblo), en la actualidad en ruinas, y por supuesto en medio del matorral y el bosque.
149.- Atravesando la aldea de La Caviella.
La Caviella era un pueblo lineal, alargado de arriba abajo, situado al borde de unas terrazas de pradería, dispersándose en tres barrios distintos, coronando una crestería uno de ellos y bordeando unas terrazas de cultivo otro, todo ello formando una perfecta e inclinadísima escalera colgada por encima de un abismo volado sobre el Sella.
38.- El camino va profundizando ladera abajo, en busca del resto de viviendas que se escalonan en la misma ladera, las cuales presentan un deplorable estado de ruina no permaneciendo en pie ya prácticamente ninguna. En una de las puertas aún se puede leer la fecha que tiene inscrita, de 1.934, y el conjunto muestra el típico estilo pongueto con balcones e incluso hornos de pan.
Siguiendo el rumbo que nos marca el camino, damos un brusco giro a la derecha para penetrar de nuevo en el bosque, por donde atravesamos la riega Coviella.
150.- Atravesando la Riega Coviella, para tomar el Camín de La Verganza.
39.- Tras franquear el arroyo, y traspasar una marcada brecha, el camino se libera de la frondosidad del bosque, saliendo a la despejada y abierta ladera por donde discurre el denominado Camín de La Verganza.
153.- Bajando por el Camín de La Verganza: casas de la aldea de La Caviella (zoom).
40.- El descenso prosigue por un terreno abierto, que constituye un excelente mirador hacia el desfiladero de los Beyos, describiendo continuas vueltas en ocasiones a través de pedreros, desde alguna de las cuales podremos contemplar el puente y la Venta Agüera.
155.- Bajando por el Camín de La Verganza. Al fondo Puente Agüera. Al fondo el pico La Plana.
157.- Bajando por el Camín de La Verganza.
41.- En su parte final y más baja, el camino se va introduciendo hacia una zona boscosa y de más densa vegetación para finalmente salir a la carretera (N-625), muy próximo al Puente Verganza.
Desde aquí, y por la propia carretera, ya solo queda retornar nuevamente hasta el lugar de inicio de la ruta en Puente Vidosa.
* Gráfico de cotas de altitud, distancias, horario y tiempos:
* Video de la ruta:
* El track para G.P.S., en Wikiloc:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=847506
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=847506
No puedo mas que estar de acuerdo con vosotros,es una ruta de ensueñu,una ruta maravillosa,y el seo de Vibolines es tal vez lo mas guapo,y como no espero que en Puente Vidioda os tomarais la clarina,
ResponderEliminarLo cierto Santos es que ya hace un tiempo que te conozco y me resulta gratificante leer y ver la descripción de tus rutas de montaña. Boquiabierto leo tus comentarios y veo las fotografias y además esta ruta tan especial del Concejo de Ponga, que tanto disfruto y que he echo alguan vez no asi completa pero si en tramos, mis manos estan calientes de tanto aplaudirte. Genial como siempre. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarFelicidades Santos, muy buena documentación de la ruta, que todo no ye andar. Se disfruta más de las rutas conociendo algo de su historia. Saludos, Alberto.
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